Cesárea
 
Prof. Dr. Haroldo Trouchot
 

¿Qué es una operación cesárea?

Si hacemos un poco de historia, veremos que si bien el nacimiento natural es el parto vaginal, desde la más remota antigüedad la humanidad teje fantasías y mitos de otras formas de nacimiento.

Hesíodo relata en su "Cosmogonía" que la bella diosa Atenea, la de los ojos glaucos, nació de la cabeza de su padre Zeus, rey de todos los dioses del Olimpo, adulta, vestida, con el casco colocado, armada con su lanza y la égira ( el escudo) empuñado en su antebrazo izquierdo.

Ya en Roma, en la época de los Reyes, en el Siglo séptimo antes de Cristo, se dictó la Lex Regia, una ley por la cual Numa Pumpilio ordenaba a los romanos que "...toda mujer que muriese en trabajo de parto, no fuera inhumada sin extraer antes de sus entrañas el fruto de su embarazo."

De allí proviene el término cesárea, del Latín caesere, cortar, incidir o abrir por medio de la cirugía.

Recién en 1550 se atribuye en Italia, al Dr. Cristóforo Bain, haber realizado con éxito una cesárea a una mujer viva. Pero no es sino en la 2° mitad del siglo XIX, con el descubrimiento de la anestesia por Simpson en Inglaterra, y la antisepsia por Semmelweiss en Viena, que se dan los primeros pasos en dirección a la realidad que se produciría 100 años más tarde con la aparición de los antibióticos.

Recién en la segunda mitad del siglo pasado, hace solo 50 años que existe la posibilidad de dar una "solución racional y exitosa", a los problemas obstétricos que, hasta entonces, acarreaban enormes sufrimientos a las madres, y terribles secuelas en los hijos sobrevivientes, luego de graves dificultades en el momento de nacer.

En Buenos Aires, en 1892, en la primera Maternidad Municipal, se realiza la primera cesárea exitosa, bajo la dirección del Dr. Alfredo Lagarde, siendo ayudado por la Dra. Cecilia Grierson, primera mujer recibida de médica en la Argentina y por el practicante Enrique Zárate, quien años más tarde fuera Profesor Titular de la Facultad, Director de la Maternidad y Presidente Fundador de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (S.O.GI.B.A.).


¿Que sucede con una futura mamá a quien se le está por realizar una cesárea?

Cuando su tocoginecólogo resuelva que es el momento apropiado le informará cuando y donde se efectuará la intervención.

Luego de ser internada y convenientemente alojada con su acompañante, una enfermera procederá a realizarle la correspondiente higiene o "toilette" de la zona abdominal y de ser necesario un rasurado.

El anestesista la visitará previo a su traslado a la sala de cirugía, constatará que tanto los análisis clínicos como su estudio cardiológico estén en orden, y realizará un control clínico completo donde resolverá el tipo de anestesia que se usará, según el estado de salud materno fetal.

Es posible que elijan una anestesia peridural (una inyección en la columna vertebral) que la anestesiará de la cintura hacia abajo, permitiendo que reciba al bebé en cuanto nazca; o una anestesia general, que la dormirá toda.

Le suministrará una medicación previa a la anestesia que reducirá las secreciones digestivas y del tracto respiratorio para su comodidad.

Cumplida esa etapa será trasladada al quirófano. En algunas instituciones, y dependiendo si realizó con la paciente el curso de preparto, podrían autorizar a su acompañante el acceso a la sala de operaciones.

Una vez instalada en la mesa de cirugía (una gran camilla cómoda, con muchos aparatos), le colocarán los sensores que controlarán su presión sanguínea, su latido cardíaco por medio de electrocardiogramas continuos, y sensores que medirán la concentración de los gases en su sangre (oxímetros) a través de su piel.

Una sonda es colocada en la vejiga para mantenerla vacía durante el acto operatorio, y por un pequeño tubo endovenoso se le suministrarán líquidos, sedantes y antibióticos durante la intervención.

La piel del abdomen se somete a una nueva higiene y desinfección. Luego se colocan los campos quirúrgicos (paños o telas estériles que aíslan la zona a intervenir).

Realizada la anestesia convenida previamente, el cirujano y sus ayudantes practican una incisión en la piel.
La tendencia actual es realizarla en forma de arco transversal donde comienza el vello pubiano (técnica de Pfannestiel), para favorecer que la cicatriz posterior casi no se note.

En caso de embarazo gemelar u otra dificultad para la extracción del bebé (posición inadecuada dentro del útero), se hará una incisión vertical desde debajo del ombligo, en la línea media.

Asimismo se abren las capas de las paredes abdominales, hasta llegar al útero o matriz que es donde está el bebé.
Este órgano se abre en sentido transversal, en una zona llamada el segmento inferior, para mejor cicatrización posterior y menor sangrado.

Inmediatamente se extrae el bebé, al cual se le liga (atar) y secciona el cordón umbilical.
El neonatólogo recibe y controla al recién nacido y lo pondrá en sus brazos, si está despierta, procediendo en ese momento a identificar a ambos (madre e hijo) con una pulsera plástica que debe tener un elemento identificatorio idéntico para ambos.

Este elemento les será retirado a ambos simultáneamente cuando se vayan de Alta. Todos estos pasos, desde la incisión de la piel al nacimiento del bebé, toman escasos minutos.

En adelante, y con menos limitaciones porque el niño ya se "independizó" del organismo materno y, si las necesidades del confort lo exigen, se puede profundizar la anestesia.

El obstetra retira la placenta (hace el alumbramiento), revisa la cavidad uterina y abdominal, liga los vasos que puedan sangrar, retira y recuentan con todo el equipo las gasas y compresas usadas y procede a suturar todas las paredes, una por una, por separado, con material que el organismo en tres semanas reabsorberá.

La piel se cierra con una sutura intradérmica (por dentro) o por puntos separados, que luego deberán ser extraídos cuando se fije la fecha de control post-nacimiento con el obstetra. Por regla general, y si las circunstancias lo aconsejan se administra luego del nacimiento del bebé, por la tubuladura endovenosa una única dosis de antibióticos, y se retira la sonda vesical.

Se realiza una cura plana, cubriendo la herida con una gasita y a la camita a disfrutar del bebé y a amamantarlo. Quizás puedan demorar la entrega del bebé a su madre en caso que ella esté bajo los efectos de la anestesia y no pueda asistirlo por sus propios medios.

Al otro día, por regla general y si su médico lo autoriza, podría levantarse y bañarse a fin de reanudar la vida sana de siempre.

El alta sobreviene entre las 48 y 72 horas, según el estado de la madre como de su hijo.

   
 
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